Si os dijera que "las Dolomitas son las montañas más bella del mundo" probablemente no tendría mucho sentido, es cierto que son, con diferencia, las montañas más bonitas que yo haya visto hasta la fecha, pero por desgracia no tengo mucho para comparar.
Sin embargo, la cosa cambia si os digo que esta frase no es mía, sino que es de alguien con muchísima más experiencia en la montaña, el señor Reinhold Messer, una leyenda viva considerado por muchos como el alpinista más grande de todos los tiempo y el primero en escalar las 14 cumbres de más de 8.000 metros sin oxígeno. Algo tendrá esta parte de los Alpes italianos...
Y entre estos sistemas está, como no, la reina de las Dolomitas, la Marmolada, el techo de estas montañas con sus 3.343 metros de altitud.
Como casi todo en la vida hay dos formas de subir, la más sacrificada pero también más satisfactoria es subirla a pie, pero la más cómoda y rápida, aunque también mucho más cara, es hacerlo en teleférico.
Nosotros como vamos con niñas pequeñas solo contábamos con la opción cómoda (¿a quién pretendo engañar?, no estamos preparado para subir esa mole andando) así que para coger el teleférico nos dirigimos a la localidad de Malga Ciapela.
Nosotros como vamos con niñas pequeñas solo contábamos con la opción cómoda (¿a quién pretendo engañar?, no estamos preparado para subir esa mole andando) así que para coger el teleférico nos dirigimos a la localidad de Malga Ciapela.
Un consejo, la subida a la Marmolada es una de las más cara de las Dolomitas, si quieres llegar al punto más alto, Punta Rocca (3.265 mts), son unos 35€ por persona, por ello si vais a dedicar varios días a estas montañas quizás os pueda interesar la tarjeta dolomitissupersummer que cubre prácticamente todas las Dolomitas. Hay varias opciones de tarjetas, con puntos, por días, etc...nosotros cogimos la tarjeta 3/4 que permite usarla en prácticamente todos los teleféricos, cabinas y remolques durante 3 días de un total de 4 por unos 113€ por persona (y los niños menores de 8 años pasan gratis, cosa que si pagas en cada teleférico no siempre era así) así que nos "ahorramos" bastante dinero.
Es cierto que los teleféricos son muy caros, pero es el precio a pagar para acceder a unos enclaves extraordinarios que de otra forma sería imposible para nosotros, y dicho sea de paso, el teleférico de la Marmolada es también uno de los mejores de las Dolomitas, tanto por tamaño como en velocidad ya que en apenas 12 minutos y un par de trasbordos, se planta en la cima.
Pero antes de subir un par de consejos más, si el tiempo está bien en la cima (lo pueden ver en directo en esta webcam), lo mejor es subir directamente a la terraza panorámica de Punta Rocca, pues como digo, este teleférico hace dos paradas antes y como saben, el clima en la alta montaña a veces cambia muy rápido, por eso es mejor disfrutar de las vistas por si luego resulta imposible.
El otro consejo que os quiero dar es que vengáis preparados para el frío. Nosotros por ejemplo, realizamos esta excursión a finales de julio, en plena ola de calor tanto en España (en Sevilla unos 42º ese día) como en Italia, y en Malga Ciapela haría unos 16-19 grados, sin embargo en la terraza panorámica la temperatura nos bajó hasta los 3-4 grados.
El otro consejo que os quiero dar es que vengáis preparados para el frío. Nosotros por ejemplo, realizamos esta excursión a finales de julio, en plena ola de calor tanto en España (en Sevilla unos 42º ese día) como en Italia, y en Malga Ciapela haría unos 16-19 grados, sin embargo en la terraza panorámica la temperatura nos bajó hasta los 3-4 grados.
De hecho, hacía tanto frío que las niñas solo aguantaron unos minutos (lo justo para un par de fotos) en la terraza antes de volver a las instalaciones del teleférico, mientras los papis disfrutábamos del verdadero objetivo de la visita, las increíbles vistas.
Se ve a lo lejos mi grupo de montañas favoritas en las Dolomitas, el Grupo Sassolungo.
Así como incontables picos, valles y bosques...
Uno de los aliciente de la visita consiste en poder caminar por una parte del glaciar, sin embargo no pudo ser dado que el 3 de julio (28 días antes de nuestra visita), y debido a la ola de calor, una gigantesca porción del glaciar se desprendió y, por desgracia, provocó la muerte de 11 senderistas, cerrándose lógicamente el acceso al mismo.
Nosotros pudimos observar la enorme cicatriz dejada en el glaciar y solo podemos lamentar la mala suerte que tuvieron estas pobres personas de estar en el lugar y la hora equivocada 😔. Parece pequeño, pero fueron muchas toneladas de hielo y rocas las que arrastró el maldito serac.
No sé si esta tragedia, la mayor de los Alpes italianos en tiempos modernos, es culpa en exclusiva del cambio climático, pero está claro que es un factor decisivo, de hecho se sabe que este glaciar, como todos, se está debilitándose a un ritmo agigantado cada año y se estima que de seguir así, desparecerá en el año 2.050, un aviso más para la humanidad.
En fin, a pesar de no poder visitar el glaciar, en Punta Rocca se pueden hacer otras cosas, como por ejemplo ver la cueva de Nuestra Señora.
Esta estatua fue consagrada por el Papa Juan Pablo II en 1.979, y aquí se puede celebrar la misa reservando con antelación, eso sí, de nuevo traeros un buen abrigo porque no veas la rasca que hace en la cueva.
Además hay una exposición sobre la construcción e historia del teleférico con motivo de su 50 años de actividad con fotos y datos, pero está claro que la actividad estrella son las vistas panorámicas, bueno, salvo si suben en invierno, porque la pista de esquí que sale de Punta Rocca, "La Bellunese", que con sus 12 km es la mas larga de las Dolomitas formando parte del circuito de Sellaronda.
Una vez han disfrutados de la zona alta, si cogen de vuelta el teleférico y bajan los 315 mts hasta la estación Serauta, tendrán acceso a nuevas actividades. Por ejemplo, lo primero que hicimos nosotros fue comer algo en el restaurante autoservicio (abren hasta las 16:00), y tengo que decir que este lugar no necesita de cuadros o decoraciones en las paredes...basta y sobra con las ventanas.
De nuevo las vistas panorámicas son impresionantes, pero encima esta vez estábamos calentitos y comiendo...si llegan a tener una cama para la siesta cancelo el resto del viaje y me quedo ahí jeje.
Fuera de bromas, si se fijan en el cristal verán escrito frases y oraciones, por ejemplo en este cristal pone "..y un grito de millones se elevó hasta las estrellas, ¿imperará alguna vez la humanidad?". Se trata de una frase de Kurt Tucholsky, un periodista y escritor alemán que, pese a estar totalmente en contra, tuvo que luchar como soldado en la IGM.
Esta frase, y otras similares no están aquí por casualidad, desde el mismo restaurante podemos ver esta peña...
En 1.915 este lugar era parte de la frontera natural y política entre ambos países, pero entonces Italia, por diversas razones, decidió declarar la guerra a sus antiguos aliados y comenzaron las batallas en los Alpes. En verano, se puede visitar de forma libre (y bajo tu responsabilidad), las cuevas y trincheras que usaron los soldados italianos. Por ejemplo podemos ver una caseta de vigilancia...
Hablando de puntos de observación, me impresionó en particular la vista desde uno de los observatorios hacia otras de las montañas míticas de las Dolomitas, el Grupo del Sella, con su pico piramidal Piz Boè, la montaña de más de 3.000 mts (3.152 mts) más fácil de alcanzar de todas las Dolomitas. También en primer plano se observa la cuenca dejada en la montaña por la fuerza del glaciar, así como un trocito del lago Fedaia, situado a los pies de la Marmolada.
Junto a estas "ventanas" artificiales, hay una cueva para la enfermería, otra para el puesto de ametralladoras, otra para los altos mandos, para almacenes de comida y depósitos de armas, para barracones, etc...resulta increíble como los italianos pudieron agujerear toda la montaña en su afán de protegerse del enemigo...sea humano o climatológico.
Pero si impresiona lo que hicieron los soldados italianos en la montaña, lo de los austrohúngaro resulta del todo increíble. Y es que esta montaña controlada por los italianos observa directamente a la parte austrohúngara, pero si nos asomamos, lo que vemos es esto...el glaciar...
Para contrarrestar esto, el teniente austriaco Leo Handl ideó una locura, ¡¡construir una ciudad secreta dentro del mismo glaciar!! y eso hicieron, excavaron la friolera (nunca mejor dicho) de hasta 12 km de túneles dentro del mismo glaciar para poder suministrar víveres y armamentos sin ser descubiertos por los italianos...
La pregunta es ¿funcionó la táctica de la ciudad de hielo?, la respuesta diría que es un sí pero no, porque sin la ciudad de hielo hubiesen perdido el frente contra los italianos rápidamente, pero con la ciudad aguantaron dos años y medio de sufrimiento hasta que finalmente, en 1.917, ambos bandos abandonaron la zona. En la Marmolada no hubo vencedores ni vencidos, solo hubo cientos de víctimas por una guerra sin sentido (como todas) y un clima que arrebató más vida que el propio conflicto.
Son pintadas para recordar al mítico ciclista italiano Marco Pantani, el Pirata, uno de los mejores escaladores de la historia. Y estas pintadas tampoco están aquí de casualidad, Marco Pantani y la Marmolada tuvieron un idilio en el Giro de 1.998, porque fue aquí donde asentó el golpe definitivo a la carrera logrando meter 4:37" al líder de la general hasta ese entonces, logrando a la postre el Giro y de paso el Tour en un año mágico para el. Hoy en día, y a pesar de las dudas de dopaje que siempre le acompañaron (como casi todo el resto del pelotón), es uno de los ciclista más recordados y queridos por los aficionados.
Esta ciudad helada se conoce como La Ciudad de Hielo y en ella cabían unos 200 soldados.
La pregunta es ¿funcionó la táctica de la ciudad de hielo?, la respuesta diría que es un sí pero no, porque sin la ciudad de hielo hubiesen perdido el frente contra los italianos rápidamente, pero con la ciudad aguantaron dos años y medio de sufrimiento hasta que finalmente, en 1.917, ambos bandos abandonaron la zona. En la Marmolada no hubo vencedores ni vencidos, solo hubo cientos de víctimas por una guerra sin sentido (como todas) y un clima que arrebató más vida que el propio conflicto.
Ni que decir tiene que hoy en día, tras 100 años de un glaciar en perpetuo movimiento, no se pueden visitar los pocos restos que quedan, además de que es extremadamente peligroso, como desgraciadamente se ha podido comprobar estos días.
Lo que sí podemos hacer es visitar el Museo Marmolada de la Gran Guerra, en la segunda planta de la estación Serauta, cuya entrada está incluida en el billete del teleférico.
Este museo, con su entrada imitando un puente entre paredes de hielo, es accesible a personas con discapacidad, y a sus casi 3.000 mts, tiene el honor de ser el museo situado a mayor altitud de Europa.
Está dedicado, en su totalidad, a la vida de los soldados en este entorno hostil, con un recorrido didáctico sensorial que resulta entretenido a niños y mayores. Dentro no te dejan hacer fotos, pero si te gusta la historia de la guerra, te va a gustar el museo ya que está muy bien organizado y cuenta con maquetas, pantallas táctiles, grandes ventanales con telescopios apuntando hacia los emplazamientos en los que tuvieron lugar las batallas, además de mucha información (eso sí, solo en inglés, italiano y alemán) y material bélico original de ambos bandos tales como trajes militares, abrigos, armamento, calzados, medallas, etc...
Recuerdo que una de las actividades sensoriales que más me impresionó consistía en meter el brazo por un agujero y dentro había una cámara de frío, de forma que sentías en el brazo la temperatura aproximada que tuvieron que aguantar en invierno los soldados...¡no sé como pudieron soportarlo, la verdad!
Además de este museo, en la estación de Serauta también pueden encontrar una tienda de regalos y una sala de exposiciones también incluidas en el billete del teleférico, durante nuestra visita estaba dedicada al artista italiano Fabio Vettori, un dibujante y empresario apasionado por las hormigas y por los puzzles.
Después de ver la exposición, decidimos hacernos una foto de esas "de instagram" antes de coger de vuelta el teleférico.
En apenas unos minutos sobrevolamos descendiendo el tramo entre Serauta y Antermoja, para luego descender de nuevo desde los 2.350 mts de esta estación a los 1.450 mts de Malga de Ciapela. Este tramo es el más bonito al poder ver la caída de 900 mts.
Por cierto, desde las alturas pude ver perfectamente varias pintadas en la carretera que seguro que si sois amantes del ciclismo os sonarán mucho...
Otro lugar que descubrimos desde las alturas fue la Baita Sole.
Las baitas son chozas alpinas de madera o piedra donde sirven comidas y bebidas, un refugio en la montaña. Esta baita está muy cerquita de Malga Ciapela y aquí decidimos relajarnos un ratito después de nuestra excursión a la Marmolada, cosa de la que me alegré un montón.
Pero no por que estuviéramos a gusto tumbado al sol con una birra en la mano contemplando la Marmolada, sino porque en este lugar cumplí en parte con uno de los objetivos que buscaba en nuestra excursión por las Dolomitas, encontrar la mítica Edelweiss, la flor de las nieves.
Cuenta la leyenda que una noche, una estrella le dijo a la Luna que deseaba abandonar el firmamento y vivir en la Tierra convertida en flor y rodeada de todos los seres que allí vivían. La Luna, enfadada decidió cumplir su deseo y la envió a la Tierra convertida en flor, pero en una flor que solo podría vivir en las altas montañas, por lo que, aunque sea una de las flores más bellas con pétalos del color de la luna, siempre estaría sola.
Existen muchas leyendas asociada a esta flor, el motivo es que la "Stella alpina" (estrella alpina en italiano) solo crece de manera silvestre en una altura de entre los 1.700 mts y los 3.200 mts en lugares de difícil acceso, escondidos entre rocas que muchas veces están solo al alcance de los escaladores.
Precisamente cuando en el siglo XIX comenzó el auge del alpinismo, estos deportista no duraron en tomar esta flor como símbolo de su coraje, una especie de premio exclusivo por sus hazañas. Hoy en día, es la flor nacional de Austria, unos de los símbolos de Suiza, del Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido en España, y en general esta reconocida como la reina de los Alpes, apareciendo su imagen en multitud de productos, hoteles, restaurante y organismos públicos y privados.
En Sierra Nevada se supone que existen, aunque nunca las he encontrado, y en los Pirineos tampoco tuve suerte, así que no es de extrañas mi alegría al encontrarlas por fin en la Baita Sole.
Lo cierto es que esta planta, que yo pensaba que era imposible de ver, está plantada en multitud de lugares por las Dolomitas. Esta de la foto, por ejemplo, la tenían en una maceta los dueños, incluso nos regalaron un par de flores, y en Sottoguda, un pueblo cercano al que fuimos después, las habían plantado por todos lados.
Es cierto que no es lo mismo esto que encontrar una silvestre, pero al menos había logrado por fin verlas al natural
Por cierto, en una de nuestras excursiones por las Dolomitas, sí que encontramos una silvestre pero eso ya os lo contaré en otro post.
Ciao.
En una ruta de montaña, el calzado adecuado es imprescindible. Brinda agarre, soporte y protección para disfrutar de la naturaleza de manera segura y cómoda, evitando riesgos innecesarios.
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