Cuando uno viaja en coche dirección a Málaga, una vez entramos en la A-45 a la altura de Antequera, es inevitable fijarse en la curiosa formación que se asoma al este, al fin y al cabo, no todos los días se puede ver un rostro pétreo gigantesco de casi 900 metros ¿verdad?
Se trata de la conocida como Peña de los Enamorados, un peñón calizo situado entre Antequera y Archidona cuya curiosa morfología con forma de mujer mirando al cielo ha atraído a las personas desde la prehistoria.
El nombre de la peña se corresponde con una antigua leyenda que narra que durante la guerra fronterizas entre cristianos y musulmanes, estos últimos lograron apresar a un joven comandante cristiano en una de las batallas que frecuentemente había en estos lindes. El soldado era un tal Tello, de las tropas del rey Fernando.
Resultó que al pobre Tello le encerraron en una celda, pero un día, Tagzona, la hija del rey musulmán, decidió visitar a los prisioneros (todo el mundo sabe que es una visita obligada) y ambos se enamoraron y acordaron fugarse juntos.
Lograron escapar de la celda y huir, pero el rey musulmán se enteró y envió a sus soldados a perseguir a la pareja. Al final los jóvenes fueron acorralados en la peña y para evitar que los capturaran y los separasen, decidieron saltar juntos.
La trágica muerte de los jóvenes conmovió tanto al rey musulmán y al jefe cristiano, que ambos firmaron la paz después de tantas confrontaciones.
Hay otra versión de la historia que cuenta que el joven cristiano fue obligado a servir en casa de una rica familia mora. Se enamoró de la hija y esta a su vez de el, y al final decidieron huir escondiéndose en la Peña. Pero finalmente fueron descubierto y optaron por saltar antes de ser capturados.
Verdad o no, lo cierto es que la leyenda, que recuerda mucho a la historia Romeo y Julieta, es muy antigua, ya que Cristobal Colón menciona en su diario de a bordo que había encontrado un peñón similar en América al de los Enamorados de Antequera.
La Peña y el Torcal son los dos monumentos naturales que conforman El Sitio de los Dólmenes de Antequera, los demás bienes que conforman este Sitio son tres monumentos culturales: los dólmenes de Menga y de Viera, y el tholos de El Romeral. Estos cincos monumentos fueron inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en el año 2.016.
Como ya hemos hablado de La Peña y el Torcal, es hora de conocer un poco mejor los dólmenes de Menga y Viera, y para ello lo mejor es acudir al Centro de Recepción de Visitantes situado en la propia localidad de Antequera.
La visita al centro es gratuita y muy recomendable. Hay un proyección donde te cuenta un poco la historia de este gran centro ritual de la Prehistoria mundial que se remonta a la primera mitad del IV milenio Antes de Cristo.
Una vez empapados en conocimientos, pasamos por un corto recorrido entre vegetación mediterránea para llegar a una placita que es conocida como el Centro Solar Michael Hoskin.
Y...¿por qué le dedican un espacio abierto a este señor británico en Antequera?, pues porque este profesor, catedrático de Historia y Filosofía de la Universidad de Cambridge, puso en relevancia la excepcionalidad de los dólmenes de Antequera, y gracias a su trabajo, y al de otros muchos anteriormente, se obtuvieron las evidencias científicas necesarias para lograr la protección que otorga ser Patrimonio Mundial de la Unesco.
En el muro cilíndrico del centro solar esta incorporado el perfil del horizonte de la vega antequerana, con la silueta de La Peña y la señalización de los lugares donde sale el sol en los solsticios y equinoccios.
Sin embargo, el elemento central de la plaza es un reloj solar híbrido ecuatorial y horizontal.
Este reloj ecuatorial inclinado, porque tiene su métrica horaria incluida en el plano del ecuador, proyecta la sombra del gnomon sobre la parte superior entre primavera y otoño, mientras que el resto del año la proyecta en la parte inferior. Por otro lado, en la parte baja vemos el reloj solar horizontal.
Resulta irónico, dos relojes solares y nosotros lo visitamos un día nublado. En fin, no pasa nada porque siguiendo el camino, en apenas unos metros llegamos por fin al Campo de los Túmulos.
Y el primero que nos encontramos el el dolmen de Viera, un sepulcro de corredor de más de 22 metros, cubierto por un túmulo de 50 metros de diámetro, orientado hacia la salida del sol durante los equinoccios de primavera y otoño, de modo que estos días la luz solar llega hasta la cámara funeraria situada al final del pasillo. Se cree que simboliza el transito entre los dos mundos.
Si se pregunta por el nombre, se debe a sus descubridores, los hermanos Viera quienes también llamaron al dolmen la "Cueva Chica", en comparación con el dolmen de Menga que es mucho más espacioso.
A la cámara funeraria, de apenas 1,6 metros de ancho por 2 metros de alto, se accede por una losa de entrada perforada de forma cuadrangular.
Como curiosidad, la losa del fondo tiene un agujero cubierto con cemento. Ese hueco fue perforado por ladrones para saquear la cámara, lo cual explica los pocos objetos que tristemente se han encontrado en Viera.
El dolmen de Viera, cuya fecha de construcción exacta se desconoce, aunque es probable que fuese en una fase avanzada del Neolítico final, es decir, más "nuevo" que el de Menga, fue usado como lugar de culto y enterramiento durante la Edad de Cobre, la Edad de Bronce y la Antigüedad.
Pero Viera es sólo el entrante, el plato principal está justo al lado, el dolmen de Menga.
Pero ¿qué tiene de especial este dolmen?, pues muchas cosas, para empezar esta "Cueva Grande" es, junto con el de Viera, el conjunto de dolmenes más grande de Europa, superando al famoso Stonehenge, y además, con sus casi 6.000 años de historia, es también mucho más antiguo que este.
A pesar de su antigüedad, está muy bien conservado (mucho mejor que el famoso crómlech inglés), se nota que sus constructores querían que perdurase en el tiempo su megaobra ¡y vaya si lo consiguieron!.
Con sus casi 28 metros de longitud, su 3,50 metros de altura máxima y sus 6 metros de ancho máximo, estamos antes unas dimensiones colosales, de hecho la última de las 5 losas de la cubierta se estima que pesa la friolera de 250 toneladas. Con razón decidieron instalar 3 columnas para repartir el peso de semejante mole, lo cual es sumamente extraño en estas construcciones prehistórica.
Pero el colmo de lo extraño es que las columnas NO llegan a tocan el techo, por tanto puede que las hubiesen colocado como medida de seguridad y cometieron un error de cálculo, lo cual creo que se les puede perdonar dado que eran un pueblo capaz de mover a voluntad piedras de 250 toneladas sin ni siquiera conocer la rueda. O bien que sean elementos decorativos, lo cual sería aún más sorprendente.
En el pilar de la entrada se puede ver un hueco...
...se cree que el dolmen pudo tener una función de templo cristiano o iglesia en algún momento de su larga historia. Este agujero puede que se excavara para que sirviera como altar, de hecho en uno de los ortostatos de la entrada se pueden apreciar unos petrogrifos que algunos consideran que son cruces del siglo XVII para sacralizar el lugar, pero hay quienes dicen que son tan viejas como el propio monumento y fueron sus constructores quienes las realizaron.
También se puede apreciar claramente una estrella de cinco puntas, quizás una representación del sol, o quizás una Estrella de David judía, lo cual explicaría las cruces posteriores....o simplemente quizás es solo un negativo de Patricio Estrella.....jejeje. Bueno, no sería tan raro, al fin y al cabo esta zona una vez estuvo bajo las cálidas aguas del Mar de Tethys como muestran algunos restos fosilizados en las piedras.
Y hablando de agua salada, existen estudios de la Universidad de Granada que señalan que en la época probable de construcción del dolmen, el agua de la zona era salada, de hecho, actualmente muchos manantiales de la zona todavía lo son. Esto obligaría a los lugareños a excavar profundos pozos en busca de agua potable.
Pues bien, en el año 2.005 encontraron algo único en un dolmen...un pozo en su interior de casi 20 metros de profundidad y 1,5 metros de diámetro que desconcertó a los expertos.
El pozo, que fue cegado entre el 1.720 y 1.770 estaba relleno de escombros, cadáveres de animales como perros y vacas, restos de cerámica de los siglos XVI y XVII y algunas monedas de los reinados de Carlos I, Felipe III y Felipe IV.
Pero lo mejor de todo fue lo que encontraron en el fondo..agua potable de alta calidad procedente del Torcal de Antequera. Este hecho avala la teoría de que el pozo fue excavado por los constructores de Menga quienes pueden que lo hicieran incluso antes que el propio dolmen.
Realmente no se sabe mucho sobre este misterioso pozo, pero una cosa es segura, el dolmen de Menga es una caja de sorpresa.
Pero la mejor sorpresa, y que convierte a este dolmen en algo excepcional en el mundo (por si no fuese suficiente lo anterior) y merecedor de ser protegido como Patrimonio Mundial por la Unesco, la descubrió Michael Hoskin...de ahí que le dedicaran un espacio en este lugar.
Y es que Honskin llegó a estudiar unos 3.000 megalitos, 2.000 de ellos fueron estudiado "in situ" por el profesor, y llegó a la conclusión que el 99,99% de estos monumentos prehistóricos se construían con una orientación celestial, hacia la parte del horizonte por donde sale el sol en los equinoccios y solsticios. Sin embargo, Menga forma parte de ese 0,01% diferente (no como Stonehenge por ejemplo) que no se construyó pensando en el Sol, sino que su orientación se dirige a otro "Ente poderoso"...¿adivinan hacia donde mira Menga?
Pues efectivamente, mira hacia La Peña, más en concreto hacia la "garganta" de la figura donde, según la leyenda, cayeron los cuerpos de Tello y Tagzona, y donde se encontró un santuario prehistórico, aun más antiguo que Menga.
El otro monumento que conforma ese 0,01% que dirige su atención, no al astro rey, sino a un paisaje terrenal es el tholos de El Romeral, que está orientado hacia El Torcal . Si han visitado alguna vez el Torcal entenderán el poder de atracción de este paisaje marciano.
Estos hechos insólitos, convierte al Sitio de los dólmenes de Antequera en uno de los más grandes, antiguos y originales centros rituales de nuestros antepasados, donde se integra de forma única en el mundo, arquitectura y naturaleza.
Así que ya lo saben, no hace falta viajar muy lejos para disfrutar de un legado que nada tiene que envidiar a otros más famosos.
Saludos.
La Peña y el Torcal son los dos monumentos naturales que conforman El Sitio de los Dólmenes de Antequera, los demás bienes que conforman este Sitio son tres monumentos culturales: los dólmenes de Menga y de Viera, y el tholos de El Romeral. Estos cincos monumentos fueron inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en el año 2.016.
Como ya hemos hablado de La Peña y el Torcal, es hora de conocer un poco mejor los dólmenes de Menga y Viera, y para ello lo mejor es acudir al Centro de Recepción de Visitantes situado en la propia localidad de Antequera.
La visita al centro es gratuita y muy recomendable. Hay un proyección donde te cuenta un poco la historia de este gran centro ritual de la Prehistoria mundial que se remonta a la primera mitad del IV milenio Antes de Cristo.
Una vez empapados en conocimientos, pasamos por un corto recorrido entre vegetación mediterránea para llegar a una placita que es conocida como el Centro Solar Michael Hoskin.
Y...¿por qué le dedican un espacio abierto a este señor británico en Antequera?, pues porque este profesor, catedrático de Historia y Filosofía de la Universidad de Cambridge, puso en relevancia la excepcionalidad de los dólmenes de Antequera, y gracias a su trabajo, y al de otros muchos anteriormente, se obtuvieron las evidencias científicas necesarias para lograr la protección que otorga ser Patrimonio Mundial de la Unesco.
En el muro cilíndrico del centro solar esta incorporado el perfil del horizonte de la vega antequerana, con la silueta de La Peña y la señalización de los lugares donde sale el sol en los solsticios y equinoccios.
Sin embargo, el elemento central de la plaza es un reloj solar híbrido ecuatorial y horizontal.
Este reloj ecuatorial inclinado, porque tiene su métrica horaria incluida en el plano del ecuador, proyecta la sombra del gnomon sobre la parte superior entre primavera y otoño, mientras que el resto del año la proyecta en la parte inferior. Por otro lado, en la parte baja vemos el reloj solar horizontal.
Resulta irónico, dos relojes solares y nosotros lo visitamos un día nublado. En fin, no pasa nada porque siguiendo el camino, en apenas unos metros llegamos por fin al Campo de los Túmulos.
Y el primero que nos encontramos el el dolmen de Viera, un sepulcro de corredor de más de 22 metros, cubierto por un túmulo de 50 metros de diámetro, orientado hacia la salida del sol durante los equinoccios de primavera y otoño, de modo que estos días la luz solar llega hasta la cámara funeraria situada al final del pasillo. Se cree que simboliza el transito entre los dos mundos.
Si se pregunta por el nombre, se debe a sus descubridores, los hermanos Viera quienes también llamaron al dolmen la "Cueva Chica", en comparación con el dolmen de Menga que es mucho más espacioso.
A la cámara funeraria, de apenas 1,6 metros de ancho por 2 metros de alto, se accede por una losa de entrada perforada de forma cuadrangular.
Como curiosidad, la losa del fondo tiene un agujero cubierto con cemento. Ese hueco fue perforado por ladrones para saquear la cámara, lo cual explica los pocos objetos que tristemente se han encontrado en Viera.
El dolmen de Viera, cuya fecha de construcción exacta se desconoce, aunque es probable que fuese en una fase avanzada del Neolítico final, es decir, más "nuevo" que el de Menga, fue usado como lugar de culto y enterramiento durante la Edad de Cobre, la Edad de Bronce y la Antigüedad.
Pero Viera es sólo el entrante, el plato principal está justo al lado, el dolmen de Menga.
Pero ¿qué tiene de especial este dolmen?, pues muchas cosas, para empezar esta "Cueva Grande" es, junto con el de Viera, el conjunto de dolmenes más grande de Europa, superando al famoso Stonehenge, y además, con sus casi 6.000 años de historia, es también mucho más antiguo que este.
A pesar de su antigüedad, está muy bien conservado (mucho mejor que el famoso crómlech inglés), se nota que sus constructores querían que perdurase en el tiempo su megaobra ¡y vaya si lo consiguieron!.
Con sus casi 28 metros de longitud, su 3,50 metros de altura máxima y sus 6 metros de ancho máximo, estamos antes unas dimensiones colosales, de hecho la última de las 5 losas de la cubierta se estima que pesa la friolera de 250 toneladas. Con razón decidieron instalar 3 columnas para repartir el peso de semejante mole, lo cual es sumamente extraño en estas construcciones prehistórica.
Pero el colmo de lo extraño es que las columnas NO llegan a tocan el techo, por tanto puede que las hubiesen colocado como medida de seguridad y cometieron un error de cálculo, lo cual creo que se les puede perdonar dado que eran un pueblo capaz de mover a voluntad piedras de 250 toneladas sin ni siquiera conocer la rueda. O bien que sean elementos decorativos, lo cual sería aún más sorprendente.
En el pilar de la entrada se puede ver un hueco...
...se cree que el dolmen pudo tener una función de templo cristiano o iglesia en algún momento de su larga historia. Este agujero puede que se excavara para que sirviera como altar, de hecho en uno de los ortostatos de la entrada se pueden apreciar unos petrogrifos que algunos consideran que son cruces del siglo XVII para sacralizar el lugar, pero hay quienes dicen que son tan viejas como el propio monumento y fueron sus constructores quienes las realizaron.
También se puede apreciar claramente una estrella de cinco puntas, quizás una representación del sol, o quizás una Estrella de David judía, lo cual explicaría las cruces posteriores....o simplemente quizás es solo un negativo de Patricio Estrella.....jejeje. Bueno, no sería tan raro, al fin y al cabo esta zona una vez estuvo bajo las cálidas aguas del Mar de Tethys como muestran algunos restos fosilizados en las piedras.
Y hablando de agua salada, existen estudios de la Universidad de Granada que señalan que en la época probable de construcción del dolmen, el agua de la zona era salada, de hecho, actualmente muchos manantiales de la zona todavía lo son. Esto obligaría a los lugareños a excavar profundos pozos en busca de agua potable.
Pues bien, en el año 2.005 encontraron algo único en un dolmen...un pozo en su interior de casi 20 metros de profundidad y 1,5 metros de diámetro que desconcertó a los expertos.
El pozo, que fue cegado entre el 1.720 y 1.770 estaba relleno de escombros, cadáveres de animales como perros y vacas, restos de cerámica de los siglos XVI y XVII y algunas monedas de los reinados de Carlos I, Felipe III y Felipe IV.
Pero lo mejor de todo fue lo que encontraron en el fondo..agua potable de alta calidad procedente del Torcal de Antequera. Este hecho avala la teoría de que el pozo fue excavado por los constructores de Menga quienes pueden que lo hicieran incluso antes que el propio dolmen.
Realmente no se sabe mucho sobre este misterioso pozo, pero una cosa es segura, el dolmen de Menga es una caja de sorpresa.
Pero la mejor sorpresa, y que convierte a este dolmen en algo excepcional en el mundo (por si no fuese suficiente lo anterior) y merecedor de ser protegido como Patrimonio Mundial por la Unesco, la descubrió Michael Hoskin...de ahí que le dedicaran un espacio en este lugar.
Y es que Honskin llegó a estudiar unos 3.000 megalitos, 2.000 de ellos fueron estudiado "in situ" por el profesor, y llegó a la conclusión que el 99,99% de estos monumentos prehistóricos se construían con una orientación celestial, hacia la parte del horizonte por donde sale el sol en los equinoccios y solsticios. Sin embargo, Menga forma parte de ese 0,01% diferente (no como Stonehenge por ejemplo) que no se construyó pensando en el Sol, sino que su orientación se dirige a otro "Ente poderoso"...¿adivinan hacia donde mira Menga?
Pues efectivamente, mira hacia La Peña, más en concreto hacia la "garganta" de la figura donde, según la leyenda, cayeron los cuerpos de Tello y Tagzona, y donde se encontró un santuario prehistórico, aun más antiguo que Menga.
El otro monumento que conforma ese 0,01% que dirige su atención, no al astro rey, sino a un paisaje terrenal es el tholos de El Romeral, que está orientado hacia El Torcal . Si han visitado alguna vez el Torcal entenderán el poder de atracción de este paisaje marciano.
Estos hechos insólitos, convierte al Sitio de los dólmenes de Antequera en uno de los más grandes, antiguos y originales centros rituales de nuestros antepasados, donde se integra de forma única en el mundo, arquitectura y naturaleza.
Así que ya lo saben, no hace falta viajar muy lejos para disfrutar de un legado que nada tiene que envidiar a otros más famosos.
Saludos.
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