Los Castillos de Loira son unos de los destinos estrellas de Francia, y no es de extrañar dado que son unas verdaderas maravillas...y más si cabe en Navidad, puesto que algunos los decoran para estas fechas tan señaladas. Si quieren conocer un poco más acerca de los Chateaux del Loira, pueden pasarse primero por el post dedicado al "Castillo de Tintín", Cheverny.
Pero en esta entrada, quiero hablarles de otro de los "imprescindibles" en su viaje por esta región francesa, me refiero al conocido como el "Castillo de las Damas", Chenonceau.
No me negaran que la residencia, situada sobre el río Cher no es impresionante ¿verdad?, de hecho es el Monumento Nacional (de propiedad privada) más visitado del país, país que por cierto es el más turístico del mundo, ¡menuda carta de presentación!.
En realidad, sólo un castillo diseñado por señoras podrías tener semejante elegancia...y semejante historia entre sus piedras, y precisamente la primera dama ligada a Chenonceau fue Katherine Briçonnet.
Katherine Briçonnet fue la esposa de Tomás Bohier, quien a su vez fue el secretario de finanzas de varios reyes franceses incluyendo al poderoso Francisco I. Pues bien, Bohier siempre había codiciado estos terrenos que pertenecía a la familia Marques, y aprovechó su posición cercana al rey para asfixiar económicamente a dicha familia hasta que tuvieron que vender sus terrenos el antiguo castillo en 1.512.
A partir de este momento, derribaron ese primer castillo dejando sólo la torre del homenaje, que se la conoce todavía como la Torre de los Marques, y un pozo anexo con emblemas de aquella familia.
La torre que podemos ver en la actualidad fue reformada por Katherine Briçonnet al gusto renacentista, y ella también dirigió la construcción del cuerpo residencial cuadrado que constituye el castillo original, construido sobre los cimientos del viejo molino del anterior castillo feudal.
Si nos acercamos a la entrada de Chenonceau, llama la atención la monumental puerta de madera donde podrán encontrar los rastros de los protagonistas de esta historia.
Por ejemplo, pueden ver a la izquierda el blasón de Bohier, a la derecha el blasón de Briçonnet, y encima de ambos la salamandra, símbolo de Francisco I junto con una leyenda en latín que dice: "Francisco rey de Francia por la gracia de Dios - Claudia reina de Francia".
Atravesando la puerta, a mano izquierda está la recepción del castillo en la Sala de la Guardia, ya que aquí estaban los hombres encargados de la protección real.
Llegados a este punto, les diré que uno de los problemas de visitar los castillos del Loira en navidad es que el tiempo no suele acompañar demasiado, por ello encontrar salones con la chimenea encendida y el ambiente caldeado es una alegría. Y eso que nosotros viajamos en coche climatizados, no quiero ni pensar cómo sería la cosa en el siglo XVI.
Hablando del siglo XVI, los tapices de Flandes son de dicha época, y si se fijan en el suelo verán restos bien conservados de lozas azules debajo del mobiliario que también son originales de esa primera época.
Otra curiosidad de la sala es la preciosa puerta de roble que da acceso a la misma y en la que se puede leer el emblema de Bohier y Briçonnet: "S´il vient à point, me souviendra", que viene a decir que "Si consigo constuir (Chenonceaou), me recordarán".
Y la verdad es que razón no le faltaba, al menos si uno investiga un poco la historia de este lugar.
Antes de dejar esta sala, fíjense en las preciosas vigas del techo, en ella se puede ver 2 "C" entrelazadas y que hace referencia a otra de las damas de Chenonceau, Catalina de Médicis...
...aunque de ella les hablaré un poco más adelante.
De momento entremos en la Capilla del castillo, obra de Catalina de Médicis por cierto, y que está "engalanada" para estas fiestas navideña
Como curiosidad deciros que las vidrieras no son las originales, sino que son del 1.954, debido a que las originales desaparecieron en 1.944 durante un bombardeo de la II Guerra Mundial.
Y también llama la atención muchas inscripciones que se pueden leer en las paredes con mensajes como "No seas vencido por el mal" fechado en 1.546, o "La cólera del Hombre no cumple con la Justicia de Dios" de 1.543 y que se cree son obra de la guardia escocesa de María Estuardo.
Además en la capilla, hay obras originales de pintores como Alonso Cano, Sebastiano del Piombo o, de el más cercano a mí, Esteban Murillo.
Volviendo sobre nuestros pasos por la Sala de la Guardia, llegamos ahora a los Aposentos de Diana de Poitiers
Verán ustedes, la construcción dirigida por Briçonnet duró del 1.521 al 1.523, pero tras el fallecimiento de Thomas Bohier, se descubrió que, desde su puesto había estado malversando fondos reales (se ve que esto de la corrupción es innato del ser humano de siempre), así que Francisco I impuso unas fuerte sanciones a sus descendientes y recuperó para la corona el terreno, y de paso el castillo de Chenonceau en 1.535.
Pero Francisco I falleció en 1.547, y tan sólo tres meses después, Enrique II decidió regalar el castillo, pero no a su mujer Catalina de Médicis, sino que lo donó a su amante, Diana de Poitiers, y ella decidió mejorar Chenonceau creando unos jardines de época que actualmente llevan su nombre.
Aunque el diseño actual del jardín es de principios del siglo XX, su estructura no ha cambiado desde los tiempo de Diana, contando con dos vía perpendiculares y otras dos en diagonal que delimitan ocho grandes triángulos de césped decorados. En el centro se volvió a instalar un chorro de agua como en su día tuvo el jardín original.
Diana también encargó la construcción de un primer puente que conectara el castillo con el margen derecho del río Cher, con el fin de diseñar en esa orilla nuevos jardines. Sin embargo, a pesar del trabajo de Diana de Poitiers en Chenonceau, no queda mucho rastro de ella en el castillo....¿el motivo?....Catalina de Médicis...
Fijaos por ejemplo en la chimenea del Aposento de Diana. En la misma se aprecia claramente las "H" de Enrique II y las 2 "C" entrelazadas de Catalina de Médicis, y es más, el cuadro que preside la estancia encima de la chimenea no es el de Diana, es el de Catalina.
Lo que sucedió aquí, es que en 1.559 Enrique II fallece al ser mortalmente herido durante un torneo que organizó el capitán de la guardia escocesa Gabriel Montgomery (quien sabe, quizás fue el quien dejara escrito algunos de los mensajes de la Capilla que vimos ante).
El caso es que su viuda, Catalina de Médicis se convirtió en la regenta de Francia, y por supuesto lo primero que hizo fue recuperar Chenonceau, que lo convirtió en su residencia predilecta, y de paso largar a Diana a otro castillo del Loira borrando todo recuerdo su estancia.
Por ello podrán ver muchas "H" y "C" entrelazada, sobre todo en los Aposentos de Diana....Y sin embargo...¿saben lo que aparece cuando se unen la "H y las 2 "C"?...
...pues 2 clarísimas "D" de, por ejemplo, Diana....vaya, ¡que casualidad!.
De cualquier forma, Diana no pudo regresar a Chenonceau pues la presencia real había llegado para quedarse, y de hecho Catalina dirigió el reino desde el Gabinete Verde y la pequeña Biblioteca, que cuenta con unas magnificas vistas sobre el río Cher y los jardines de Diana.
Y hablando de jardines, por supuesto Catalina no iba a ser menos que su rival, y también diseño su propio jardín para el castillo.
El jardín de Catalina de Médicis es más pequeño que el de Diana, pero también más elegante y refinado, y sus vistas, con Chenonceau de fondo, son una de las panorámicas mas conocidas del castillo.
Catalina ordenó también construir la Capilla y la Biblioteca, pero si hay que destacar una obra de Catalina en Chenonceau, esa es sin duda la Galería, que ordenó construir sobre el puente de Diana y que, con sus 60 metros de largo, sus 6 metros de ancho y sus 18 ventanas sobre suelo ajedrezado, se convierte en un increíble salón para fiestas y bailes del renacimiento. Sin duda la estancia más emblemática de Chenonceau, y mucho mas en Navidades donde la decoran de esta guisa...
En 1.577 esta galería quedó inaugurada con una gran fiesta organizada por Catalina de Médicis en honor a su hijo el Rey Enrique III. Es fácil imaginarse el glamour que debían tener esas fiestas reales de Catalina, donde no escatimaban en recursos, incluso no dudaban en lanzar fuegos artificiales nunca antes visto en Francia, al fin y al cabo las fiestas de la reina madre eran famosas.
Es curioso como da vueltas el destino, porque estos mismos salones en los que en su día sólo se escuchaba música, risas y conversaciones animadas alrededor de la mesa, con el tiempo dio paso al llanto, las lágrimas y el dolor, ya que durante la Primera Guerra Mundial, la familia entonces propietaria del castillo, los chocolateros Menier, decidió convertir la residencia en un hospital militar transformando esta galería, y las situada en la planta superior, en un hospital de guerra donde atendieron a más de 2.254 heridos por un equipo de doctores y médicos dirigidos por otras de las grandes señoras de este castillo, Simonne Menier.
A pesar de que Chenonceau estaba lejos del frente de batalla, los Menier lograron salvar la vida con su gesto desinteresado a numerosos soldados en 1.918, pero es que además se dio la circunstancia de que durante la Segunda Guerra Mundial, el río Cher fue una frontera entre la zona ocupada por los alemanes, que era el margen derecho del río donde está la entrada al castillo, y la zona de la resistencia francesa, y de nuevo Simonne Menier salvó la vida a mucha gente colaborando activamente con la resistencia y pasándolos a la zona libre atravesando Chenonceau.
Y todo a costa de jugarse la vida, pues una batería alemana estaba preparada para destruir el castillo en cualquier momento.
Podría decirse que lo único bueno que aportó la guerra a Chenonceau fue que la Cocina renacentista se dotaron de un moderno equipamiento cuando el castillo se transformó en un hospital.
Pero siguiendo nuestro recorrido por las grandes señora de Chenonceau, es hora de hablarles de Luisa de Lorena, el último miembro de la realeza que se hospedó en el castillo. La "Reina Blanca" como se le llamaba por ir siempre vestida de ese color, curiosamente en señal de luto tras el asesinato de su esposo el Rey Enrique III, se retiró en 1.589 a Chenonceau, pero no pudo costearse el tren de vida de Catalina, y vivió medio encerrada con sus lecturas, rezos y su corte de leales.
Ella cuenta también con un Aposento en el segundo piso, sin embargo estaba cerrado durante nuestra visita, así que mejor les hablaré de otra gran dama que, sin ser de la realeza, consiguió devolver parte del esplendor que antaño tuvo Chenonceau, Louise Dupin, la propietaria del castillo en el siglo XVIII.
Dupin fue una mujer que ha pasado a la historia por su belleza y por gran su inteligencia. Ella consiguió atraer a sus tertulias en Chenonceau a importantes personajes de su época, tanto escritores, poetas, políticos, filósofos o científicos, como Montesquieu o Voltaire.
Fue una adelantada a su tiempo que incluso llegó a escribir una obra en defensa de los derechos de las mujeres junto con Rousseau, aunque nunca sería publicada . Y cuando estalló la Revolución Francesa se convirtió en la protectora del castillo, usando su influencia e inteligencia para mantenerlo a salvo de la contienda.
En resumen, Katherine Briçonnet, Diana de Poitiers, Catalina de Médicis, Luisa de Lorena, Louse Dupin, Simonne Menier....tanto de la realeza como de poderosas familias, son muchas las mujeres que han convertido a Chenonceau en una de las joyas de valle del Loira.
Pero creo que es el momento de dejar un poco de lado la historia y centrarnos algo más en la decoración navideña del castillo, por ejemplo en la cocina nos sorprendimos con una decoración a base de limones, tanto enteros como en rodajas secas....
...mientras que la mesa del comedor, la decoración se centraba más en las naranjas y piñas del bosque...
Por supuesto, los árboles de navidad adornaban varias estancias del castillo, como por ejemplo el que nos encontramos en el Salón de Luis XIV...
Un árbol decorado de rojo para una estancia de ese mismo color en honor al rey Luis XIV, quién visitó Chenonceau en julio de 1.650 invitado por su tío el duque de Vendôme, quien también cuenta con su propia habitación en el castillo.
También nos encontramos un bonito y gran árbol en la Galería de los Médicis, situado en la planta superior del puente de Catalina.
Noten en la decoración de la falsa chimenea posterior, que se aprecia de nuevo la "H", las 2 "C" y las 2 "D".
Y por último mi árbol favorito, un pequeño arbolito blanco recargado de adornos en el Vestíbulo del Segundo Piso.
...donde por cierto de nuevo encontramos la misma marca pintada en las paredes.
Está claro que precisamente Chenonceau, con su belleza e historia, no necesita de ninguna decoración navideña como excusa para su visita, siendo sólo un añadido más de esta maravilla.
Por cierto, en este vestíbulo nos encontramos también con un curioso cuadro donde podemos ver una Góndola Veneciana.
Lo gracioso es que esto sucedió de verdad y trajeron desde Italia una auténtica góndola sólo para pasear por el Cher.
Otra de las curiosidad del castillo la encontramos en la Cocina en donde, para pasar de una estancia a otra hay que atravesar un puente cubierto entre dos pilares. En ese punto, si nos asomamos a la ventana vemos el lugar donde atracaban los barcos con suministros que llevaban directamente hasta la cocina (precisamente en el cuadro la góndola sería entrando por el arco oscuro justo debajo del cuerpo principal del castillo).
En este lugar, era donde según la leyenda, Diana acostumbraba a bañarse...que de ser verdad, ole sus narices.
Ya fuera del castillo encontramos también curiosidades como el Laberinto del siglo XVI, deseo expreso de Catalina de Médicis y que está elaborado con 2.000 tejos perfectamente podados sobre más de una hectárea.
O la Granja también del siglo XVI ,integrada por varios edificios interesantes alrededor de un pequeño estanque donde pudimos ver multitud de aves como patos o incluso dos elegantes cisnes que hicieron las delicias de mi peque.
Uno de los edificios que conforman la Granja incluye un taller floral en la que todo el año trabajan expertos floristas que cambian diariamente las flores que adornan Chenonceau, y también pueden visitar una Galería de Carruajes con coches hipomóviles tanto nobles como rurales.
Por si fuera poco, podrán ver esculturas adornando todo el conjunto. En especial llama poderosamente la atención esta Menina que si no me equivoco es obra del artista valenciano Manolo Valdés.
Uno de los edificios que conforman la Granja incluye un taller floral en la que todo el año trabajan expertos floristas que cambian diariamente las flores que adornan Chenonceau, y también pueden visitar una Galería de Carruajes con coches hipomóviles tanto nobles como rurales.
Por si fuera poco, podrán ver esculturas adornando todo el conjunto. En especial llama poderosamente la atención esta Menina que si no me equivoco es obra del artista valenciano Manolo Valdés.
Creo que es hora de ir cerrando la entrada, pudiera parecer que no queda nada más por descubrir en Chenonceau....craso error, no les he hablado siquiera del Salón de Francisco I, ni del Vestíbulo de Katherine Briçonnet, ni del Aposento de las 5 Reinas, el Aposento de Catalina o el de Cesar de Vendôme entre otras habitaciones cargadas de pinturas de Murillo, Rubens, Zurbarán, Van Dyck, Van Loo, Veronese, Ribera o Tintoretto por parar de nombrar en algún momento.
Por no mencionar el mobiliario expuesto y los tapices originales desde el siglo XV en adelante, o arquitecturas únicas como por ejemplo una de las primeras escaleras rectas de toda Francia...
...que, a pesar del buen hacer de Madame Lupin, no pudo evitar que algunos de sus artesonados fuese martillados durante la Revolución.
Con esto me despido ya, espero que les haya gustado.
Au revoir!!
Por no mencionar el mobiliario expuesto y los tapices originales desde el siglo XV en adelante, o arquitecturas únicas como por ejemplo una de las primeras escaleras rectas de toda Francia...
...que, a pesar del buen hacer de Madame Lupin, no pudo evitar que algunos de sus artesonados fuese martillados durante la Revolución.
Con esto me despido ya, espero que les haya gustado.
Au revoir!!
Comentarios
Publicar un comentario