En estos días de principios de diciembre comienza para los cristianos la época de Adviento, un período de reflexión y preparación espiritual previo a la celebración del nacimiento de Cristo y que integra los cuatro domingos anteriores a la Nochebuena.
Aquí lo mejor que pueden hacer es simplemente pasear y dejarse llevar por los bellos rincones del pueblo, como por ejemplo la Torre Kinzig, que tiene ese nombre por ser la antigua puerta de entrada a la ciudad por el lado que da al río Kinzig.
Como les decía, esta torre era la principal puerta de entrada a la población amurallada, y el vigía de la misma se encargaba de recaudar los impuestos de aduana, tanto de las balsas que llegaban por el río Kinzig, como a los viajeros que atravesaban sus puertas a pie.
La torre es la más alta del pueblo y esto es importante ya que la principal misión de los vigías no era recaudatoria, sino la de seguridad ya que avisaban inmediatamente en caso de incendio tocando una corneta de latón (que todavía se conserva). Recordad que antiguamente todas las casa eran de madera por lo que los incendios eran una de las mayores preocupaciones de todos los ciudadanos del pueblo.
Hoy en día la Torre Kinzig alberga un museo lleno de curiosidades donde cuenta su historia y donde podrán descubrir por ejemplo que la torre tenía esas diminutas ventanas para poder usar ballestas desde su interior sin que el enemigo pudiera alcanzarlos.
Siguiendo nuestra visita, otro de los puntos por los que pasarán sin dudas es por la fuente del caballero Röhrbrunnende...
Una fuente situada justo en la plaza principal del pueblo y que está coronada por "el Sueco", un personaje que porta el escudo de armas del pueblo y un documento que reconocía a Gegenbach como ciudad libre con plenos derechos a la recogida de impuestos. Aunque hay que decir que esta estatua no es la original ya que fue retirada para protegerla de las inclemencias del tiempo.
Es probable que en su visita a Gengenbach se encuentren en el suelo con unas placas doradas con el rostro del caballero Röhrbrunnende
Si encuentra alguna, no duden es seguir las recomendaciones del caballero, ya que les guiará por los lugares imprescindibles que el pueblo tiene para mostrar. Como por ejemplo otra de las Torres-puertas de entrada a la ciudad, la Torre del Obertortum.
¿Han visto ustedes la película de Charlie y la Fabrica de Chocolate de Tim Burton? Si es así seguro que recuerdan a los repelentes niños que acompañaban a Charlie a la Fábrica de Chocolate. Uno de ellos era August Gloop, un pequeño glotón alemán que vivía en la ciudad de Düsseldorf...
Sin embargo el Düsseldorf actual era demasiado moderno para los requisitos de la cinta, por lo que Tim Burton y su equipo decidieron usa planos de una ciudad con tintes más medievales y encontraron que Gengenbach era ideal para lo que estaban buscando....
Al fondo pueden divisar la Torre Obertortum adornada con el escudo de la ciudad, sus diminutas ventanas para las ballestas y un reloj de sol que teniendo en cuenta el invierno alemán es de las cosas más tonta que he visto jajajja.
Por otro lado, esta Torre cuenta con unas escaleras que permiten acceder a un pasillo cubierto en la primera planta, justo debajo del escudo.
Desde este lugar se obtiene una panorámica de la calle principal con el mercadillo navideño en el fondo. Destacan las casas de la derecha por sus entramados de madera y techos puntiagudos mientras que las casa de la izquierda albergan numerosas tiendas iluminadas donde poder comprar recuerdos.
Pues bien, como bien dice el refrán, "el que espera, desespera", por ello en siglo XIX se popularizaron en Alemania los primeros Calendarios de Adviento con la idea de hacer más amena la espera hasta la Nochebuena, sobre todo para los más pequeños de la casa.
La idea fue todo un éxito y rápidamente traspasó fronteras, y hoy en día podemos encontrar estos calendarios con sorpresas hasta en los supermecados.
Sin embargo para esta entrada quiero regresar a Alemania para hablaros de un calendario muy especial...el Calendario de Adviento de Gengenbach.
Y es que este calendario es el más grande del mundo puesto que, como ven, ocupa toda la fachada del edificio principal de Gengenbach, su Ayuntamiento.
Este precioso edificio del siglo XVIII se engalana durante estas fechas de bonitos colores y hasta montan un escenario enfrente de la puerta principal en donde todas las tardes, desde finales de noviembre, ofrecen actuaciones en directo. Como por ejemplo la de estos mariachis que pudimos disfrutar nosotros....
Sin duda una gran experiencia eso de poder cantar a pleno pulmón canciones en castellano rodeados de alemanes que supongo no se enterarían de nada.
Pero no sólo hay buena música sino que en toda la plaza y alrededores se instala el Mercadillo de Adviento de Gengenbach, un bonito mercadillo navideño con aproximadamente 30-40 puestos de venta de artesanía donde no pudimos resistir la tentación de llevarnos para casa algún que otro recuerdo...
Y por supuesto no podían faltar los puestos de comida y bebida típica de la zona, como las salchichas o el famoso glühwein, el vino especiado caliente que sirven en vasos decorados.
En esta ocasión, como no podría ser de otro modo, la decoración consistía en su famoso calendario de adviento, es decir, la fachada del Ayuntamiento.
En esta ocasión, como no podría ser de otro modo, la decoración consistía en su famoso calendario de adviento, es decir, la fachada del Ayuntamiento.
Cuando se compra el vino hay que pagar una fianza de 1 o 2 euros por el vaso que te devuelven una vez has terminado la bebida. La idea esta muy bien porque evitan que la plaza se llene de vasos de plástico, se protege el medio ambiente y encima te puedes llevar a casa uno como recuerdo, que por supuesto fue lo que hicimos.
Además de los puestos navideño, también suelen montar pequeñas atracciones para los niños, como este tiovivo del cual me costó bajar a mi hija...
La música en directo, los colores, las atracciones, los puestecillos, los olores navideños, la comida, las bebidas calientes y por supuesto el auténtico decorado medieval que es en sí mismo el pueblo de Gengenbach, crea un ambiente mágico que alcanza su punto culminante a las 18:00 hora, porque en ese preciso momento las luces se apagan, la música cesa y todo el pueblo se reúne delante de la fachada del Ayuntamiento para descubrir, detrás de la única ventana iluminada, la sorpresa que escondía el calendario ese día....
Aquel 9 de diciembre la sorpresa consistía en una ilustración de un caballero y una dama saludándose, dispuestos a iniciar un baile en la corte de algún rey de siglos pasados. Por supuesto, las restantes 23 ventanas (puesto que cada ventana representa un día desde el 1 al 24 de diciembre) escondía otras sorpresas.
En realidad todas las ilustraciones de ese año eran obra de afamado artista norteamericano Andy Wharol ( ¿no les suena? ...que sí hombre, el de las latas se Sopa de Tomate o la cara de Marilyn Monroe de colorines), aunque en el calendario se recogen dibujos suyo de su primera época como ilustrador en New York.
Después de descubrir la sorpresa del día, suelen haber otras actuaciones, por ejemplo nosotros disfrutamos de un espectáculo teatral navideño para niños en el escenario donde antes habían actuado los mariachis. Eso sí, en esta ocasión la obra estaba en perfecto alemán, así que ahora eramos nosotros los que no nos enterábamos de nada, y mientras que el público local se reían con los actores, nosotros nos conformábamos con verlos moverse de un lado para el otro.
De todas formas he de deciros que la mayoría de los turistas no se acercan a Gengenbach por tener el mayor calendario de adviento del mundo, eso es sólo un plus del mes de diciembre, sino que vienen hasta aquí por ser uno de los pueblos más bonitos de toda la Selva Negra y probablemente de toda Alemania.
Su centro histórico adoquinado, sus casitas con techos puntiagudos y entramados de madera, sus torres defensivas o su exquisita decoración navideña convierten a Gengenbach en un pueblo de cuento que poco tiene que envidiar a otros pueblos de fantasía como Eguisheim en la cercana Alsacia francesa. De hecho a Gengenbach se la conoce como "la perla de las ciudades con entramados de madera"...
Aquí lo mejor que pueden hacer es simplemente pasear y dejarse llevar por los bellos rincones del pueblo, como por ejemplo la Torre Kinzig, que tiene ese nombre por ser la antigua puerta de entrada a la ciudad por el lado que da al río Kinzig.
Como les decía, esta torre era la principal puerta de entrada a la población amurallada, y el vigía de la misma se encargaba de recaudar los impuestos de aduana, tanto de las balsas que llegaban por el río Kinzig, como a los viajeros que atravesaban sus puertas a pie.
La torre es la más alta del pueblo y esto es importante ya que la principal misión de los vigías no era recaudatoria, sino la de seguridad ya que avisaban inmediatamente en caso de incendio tocando una corneta de latón (que todavía se conserva). Recordad que antiguamente todas las casa eran de madera por lo que los incendios eran una de las mayores preocupaciones de todos los ciudadanos del pueblo.
Hoy en día la Torre Kinzig alberga un museo lleno de curiosidades donde cuenta su historia y donde podrán descubrir por ejemplo que la torre tenía esas diminutas ventanas para poder usar ballestas desde su interior sin que el enemigo pudiera alcanzarlos.
Siguiendo nuestra visita, otro de los puntos por los que pasarán sin dudas es por la fuente del caballero Röhrbrunnende...
Una fuente situada justo en la plaza principal del pueblo y que está coronada por "el Sueco", un personaje que porta el escudo de armas del pueblo y un documento que reconocía a Gegenbach como ciudad libre con plenos derechos a la recogida de impuestos. Aunque hay que decir que esta estatua no es la original ya que fue retirada para protegerla de las inclemencias del tiempo.
Es probable que en su visita a Gengenbach se encuentren en el suelo con unas placas doradas con el rostro del caballero Röhrbrunnende
Si encuentra alguna, no duden es seguir las recomendaciones del caballero, ya que les guiará por los lugares imprescindibles que el pueblo tiene para mostrar. Como por ejemplo otra de las Torres-puertas de entrada a la ciudad, la Torre del Obertortum.
¿Han visto ustedes la película de Charlie y la Fabrica de Chocolate de Tim Burton? Si es así seguro que recuerdan a los repelentes niños que acompañaban a Charlie a la Fábrica de Chocolate. Uno de ellos era August Gloop, un pequeño glotón alemán que vivía en la ciudad de Düsseldorf...
Sin embargo el Düsseldorf actual era demasiado moderno para los requisitos de la cinta, por lo que Tim Burton y su equipo decidieron usa planos de una ciudad con tintes más medievales y encontraron que Gengenbach era ideal para lo que estaban buscando....
Al fondo pueden divisar la Torre Obertortum adornada con el escudo de la ciudad, sus diminutas ventanas para las ballestas y un reloj de sol que teniendo en cuenta el invierno alemán es de las cosas más tonta que he visto jajajja.
Por otro lado, esta Torre cuenta con unas escaleras que permiten acceder a un pasillo cubierto en la primera planta, justo debajo del escudo.
Desde este lugar se obtiene una panorámica de la calle principal con el mercadillo navideño en el fondo. Destacan las casas de la derecha por sus entramados de madera y techos puntiagudos mientras que las casa de la izquierda albergan numerosas tiendas iluminadas donde poder comprar recuerdos.
Si volvemos sobre nuestros pasos y giramos a la derecha podemos pasear por las dos calles más bonitas del pueblo, la Höllengasse y la Engelgasse que son respectivamente la calle del infierno y la calle de los ángeles.
Por cierto que al principio de la calle Engenlgasse podrán ver un mapa con algunos acontecimientos y fechas que marcaron la historia del pueblo...
Como por ejemplo el terrible incendio que asoló la ciudad en 1669 y que explica la importancia de los vigías de las Torres que os comentaba anteriormente.
Lo cierto es que es un lujo darse una vuelta por estas calles medievales perfectamente conservadas. Teniendo en cuenta que Alemania ha sufrido (y provocado) las dos grandes Guerras Mundiales, uno podría pensar que lo que vemos en Gengenbach es una reconstrucción, como sucede en tantos otros lugares arrasado por la imbecilidad humana, sin embargo milagrosamente el pueblo no fue afectado por estos terribles acontecimientos por lo que esta autenticidad le da aun más valor.
Por desgracias nosotros no pudimos disfrutar mucho más del pueblo ya que comenzó a nevar con fuerza y bajó bastante la temperatura por lo que pusimos rumbo al parking donde teníamos aparcado nuestro coche de alquiler y nos fuimos directos al hotel.
Creo que nunca he visto nevar tanto como esa noche, hasta el punto de que durante el trayecto tuvimos que parar el coche en la autovía porque los limpiaparabrisas no daban a basto a quitar la nieve que nos caía encima....sin duda toda una experiencia un pelín estresante para quienes no estamos acostumbrados ni siquiera a ver la nieve, por lo que mucho menos a conducir con una tormenta que parecía salida de una pesadilla de la reina Elsa de Frozen.
Sin embargo una cosa es segura, mereció la pena...
Auf Wiedersehen!!!
Por cierto que al principio de la calle Engenlgasse podrán ver un mapa con algunos acontecimientos y fechas que marcaron la historia del pueblo...
Como por ejemplo el terrible incendio que asoló la ciudad en 1669 y que explica la importancia de los vigías de las Torres que os comentaba anteriormente.
Lo cierto es que es un lujo darse una vuelta por estas calles medievales perfectamente conservadas. Teniendo en cuenta que Alemania ha sufrido (y provocado) las dos grandes Guerras Mundiales, uno podría pensar que lo que vemos en Gengenbach es una reconstrucción, como sucede en tantos otros lugares arrasado por la imbecilidad humana, sin embargo milagrosamente el pueblo no fue afectado por estos terribles acontecimientos por lo que esta autenticidad le da aun más valor.
Por desgracias nosotros no pudimos disfrutar mucho más del pueblo ya que comenzó a nevar con fuerza y bajó bastante la temperatura por lo que pusimos rumbo al parking donde teníamos aparcado nuestro coche de alquiler y nos fuimos directos al hotel.
Creo que nunca he visto nevar tanto como esa noche, hasta el punto de que durante el trayecto tuvimos que parar el coche en la autovía porque los limpiaparabrisas no daban a basto a quitar la nieve que nos caía encima....sin duda toda una experiencia un pelín estresante para quienes no estamos acostumbrados ni siquiera a ver la nieve, por lo que mucho menos a conducir con una tormenta que parecía salida de una pesadilla de la reina Elsa de Frozen.
Sin embargo una cosa es segura, mereció la pena...
Auf Wiedersehen!!!
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